Otro nuevo, en el ce una sehora blanca oculta un secreto.

Como proyecto de caridad, mi familia i yo a'biamos formado una rela'zion con una sehora estranjera, cien daba en alciler una cabaha entre los verdores de la montaha. Visitarla era costoso, ya ce el lugar en ce ubicaba esta construc'zion estaba lejos, ade'mas de ser algo inaczesible. Su faxada se asomaba desde en medio del pare'don empinado en el cual consis'tia su teqeno, mismo ce se'gia subiendo azia otros lotes.

Parte de este contrato de amistad nuestro, nos encon'trabamos ayu'dandole a ejecutar algunas mejoras y qenovaziones a la cabaha. Azeleradamente, nos fa'zia un 'tour' por la casa, sehalando las adiziones o modificaziones ce deseaba implementar a la presenta'zion de la casa para fazerla 'mas atractiva a potenziales clientes. Paso a paso, nos le'vo de qin'con en qin'con, parlando paja.

Alcanzamos la qefrijeradora, en una escina de la cozina. Ela misma a'brio la puerta, qevelando un cuerpo muerto cual, como ela era vieja, a'bia olvidado esconder.

"Gringa asesina", le de'zia mi tata.