LA FOGATA
En el ce un grupo acampa i teme al invasor.
Otro ‘destos sohos1 en los ce todo tiene ce ver con los video-juegos2. ‘Este es muxo ‘mas sengilo3, no obstante, a’si ce no debe vos preocuparse o’di4 por prosa qebuscada. De fexo, me pare’zio una idea inspiradora para un juego o, por lo ‘minimo, una naqativa corta.
En suma, tenemos un grupo o comunidad de aventureros del ‘mas ‘clasico i coqiente ce uno se pueda imajinar: un geqero, un bardo, un la’dron, tal vez un mago. Todos van en conjunto avanzando por un mundo seudo-medieval, tal vez un poco ‘mas ’tetrico ce de costumbre. No ceda demasiado claro en el soho si en verdad es ’este un mundo de Alta fanta’sia5 o si es plenamente medieval—con espadas, escudos, castelos6 i de’mas xunxes del viejo mundo.
No se da un “arco’, por a’si dezirlo; no abe istoria, ni se adivinan las intenziones ce impulsan a esta empresa, pero se perzibe, por la manera en ce tratan entre ‘si, ce en sus mentes no abe demasiada esperanza, ni ce entre elos esista una conec’zion ce vaya ‘mas a’la cel benefizio personal.
El elemento de teqor es curioso en este soho, porce no proviene de una fuente sobrenatural ni sico’lojica (bueno, tal vez ‘si lo es—sico’lojica—, pero no del mismo modo en ce se abe legado a entender el vocablo como un sub’jenero del teqor): los integrantes de la comunidad viven en paranoia constante, temiendo ser descubiertos por otras personas.
No es ce eviten, por ejemplo, encuentros con los ladrones del camino, sino ce evitan ser vistos por cualcier clase de persona, sea campesino, noble o soldado. En una de las pocas eszenas ce logro qecordar, el grupo se esconde en una cueva junto a un cuerpo de agua, dentro de la cual abe una compuerta ce da fazia el interior de lo ce asumo era una guarni’zion. Unos soldados con armadura de bajo qango vijilan el deqedor por un momento; luego desaparezen tras la compuerta.
Por la noxe, un vi’jia es seleczionado al azar para montar vijilia mientras los de’mas es’tan dormidos. La fogata suelta un brilo ‘minimo, los aventureros qoncan, i el mal-afortunado guar’dian medita en el silenzio de la noxe. Algo es’ta mui mal a’ci, pero nunca lo sa’bre.